* Por DINA LUZ PARDO
Decir CENTRO HISTÓRICO, es evocar vivencias, historias, hitos y mitos, no lejanos ni ajenos a nuestra historia. Decir Centro Histórico es pensar en la vieja Habana, Cartagena con sus murallas,... decir Centro Histórico de Barranquilla, es decir, riqueza arquitectónica, con tipologías y un repertorio formal ecléctico; es el escenario de una guerra multicolor que echó raíces a los pies de mil gigantes arquitectónicos que dan vida, valor y precio a una cultura que, como la barranquillera, los vinculó a su programa de desarrollo. Es la perfecta armonía del pensar en mañana con el corazón en el ayer.
Al hablar del Centro Histórico de Barranquilla es recordar que a principios del siglo XX fue el epicentro comercial de Colombia. Para los años 50, Por esas inestabilidades de la política administrativa y de las coyunturas en el ámbito nacional el centro como toda la ciudad empezó a declinar para los años 50 y hoy resurge entre el deterioro de algunas calles que reclaman solución, algunas obras arquitectónicas y unos actores olvidados que proclaman los cantares victoriosos de nuestra curramba del ayer.
Es así como cerca de cinco mil establecimientos comerciales se encuentran ubicados en lo que es llamado Distrito Central de Barranquilla; diez mil vendedores estacionarios, trescientas mil personas del casco urbano y unas veintiséis mil del sector rural que visitan diariamente el centro; dos mil quinientos residentes, de los cuales el 40% son niños, es decir, mil pequeños que diariamente deambulan por las calles del centro, trabajando, otros delinquiendo y pocos de ellos estudiando, solo un 25%, compartiendo espacio con 300 habitantes de la calle (indigentes) y 250 trabajadoras sexuales aproximadamente.
Esta gran afluencia de público y movimiento comercial, hace que el centro le aporte al Distrito a través de sus establecimientos formalmente instalados, cerca del 58% del total del impuesto de Industria y Comercio. Si analizamos las condiciones actuales del centro, la poca inversión pública, la sobre-invasión del espacio público (competencia desleal), contaminación sonora, visual y por basura que se da en sectores específicos, la falta parques y lugares de recreación y de instituciones educativas,… logramos comprender porqué es tan difícil incorporar desde el corto plazo, proyectos de vivienda, para habilitar el centro las veinticuatro horas en toda su expansión.
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