Vendedores informales del Centro roban $1.300 millones de luz al año















A plena luz del día y a la vista de transeúntes, comerciantes formales e incluso de las autoridades del Distrito, una maraña de cables, a pocos metros de altura, se extiende peligrosamente sobre las calles del centro de Barranquilla. Es una red amorfa que tejen diariamente los vendedores estacionarios que invaden el espacio público.

El objetivo es utilizar la energía eléctrica sin pagar un solo peso. No importan las consecuencias, no hay conciencia de los riesgos que corren los instaladores ilegales, los clientes y hasta los mismos vendedores informales, ubicados desde la calle 9 hasta la 40, entre las careras 38 y 46.

Según un censo realizado por Electricaribe, en el Centro hay 3.220 negocios informales con conexiones eléctricas fraudulentas que consumen 330 mil kilovatios por mes, lo cual le representa a la empresa pérdidas mensuales de $113 millones, es decir, $1.356 millones al año.

Así se conectan. María Olga Flórez, jefe del Distrito Atlántico de Electricaribe, explica que para robar la energía por lo general se conectan a los bornes de los transformadores instalando cables que van directamente a los electrodomésticos o bombillos de las ventas estacionarias.

Dice que en teoría el procedimiento es sencillo, solo se necesita alguien con conocimientos básicos de electricidad y herramientas convencionales como alicates, cuchillos para pelar cables y una escalera para subirse a los postes.

Pero en la práctica, los peligros que enfrenta el instalador son muchos: a esa altura puede ser víctima de un choque eléctrico que le cause una grave caída o, en el peor de los casos, corre el riesgo de morir si se acerca a un nivel de tensión alto, señala la funcionaria.

“Además, las conexiones antitécnicas afectan el servicio de los clientes formales, dañan sus instalaciones y electrodomésticos e incluso pueden ocasionar incendios por cortocircuitos, como el que ocurrió el pasado domingo en la madrugada en un almacén de telas”.

En el negocio afectado, de razón social May Mar, ubicado en la carrera 44 con calle 32, fueron detectados los llamados ‘pericos’ (conexiones ilegales), informó la empresa por medio de un comunicado.

Urgen soluciones. Flórez indica que el robo de energía “es un fenómeno colectivo. Los vendedores se asocian para pagarle a la persona que los conecta de manera ilegal. Y cuando nosotros retiramos esas conexiones, casi que inmediatamente vuelven y hacen lo mismo”.

“Es un asunto de cultura ante el cual la empresa necesita del acompañamiento tanto de la Policía como del Distrito para poder erradicar de fondo el problema porque detrás de esto hay un negocio que funciona en la informalidad y está invadiendo el espacio público”.

En un recorrido que hizo EL HERALDO por el Centro, acompañado por un técnico de Electricaribe, se observó la magnitud del problema y los ingeniosos métodos con que roban luz para el funcionamiento de estufas eléctricas, equipos de sonido, entre otros elementos.

En la calle 33 entre carreras 43 y 44, por ejemplo, los vendedores estacionarios de la cuadra cuentan con una instalación que va desde un poste hasta un andén donde colocaron varios enchufes. Conectan licuadoras y fogones como si estuvieran en la cocina de su casa.

Dina Luz Pardo, directora de la Asociación de Comerciantes del Centro, Asocentro, denuncia que el comercio formal también pierde dinero por estos fraudes, ya que en muchas ocasiones se conectan a su acometidas y el consumo se carga a su factura.

Por Víctor Ovalle Gil
victor.ovalle@elheraldo.com.co

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