El monopolio de las carretillas desborda el centro de Barranquilla


El fenómeno de los carretilleros crece sin control en la ciudad, especialmente en el sector de Barranquillita, generando caos en la movilidad y problemas a los peatones por la ocupación del espacio público.

Estos trabajadores informales poco a poco se han trasladado de las vías del mercado, taponadas por vendedores estacionarios, para tomarse los sectores residenciales, donde a diario se pueden observar a hombres, mujeres y hasta niños empujando sus carretillas para ofrecer sus productos.

Dina luz Pardo, directora de Asocentro, ha registrado el crecimiento del problema y afirmó que “lo peor es que muchos carretilleros se están convirtiendo ya en vendedores estacionarios o semi estacionarios, ya hay carretillas que se ubican todos los días en un punto específico y eso se convierte en un problema mayor”, aseveró.

En el pleno mercado este es un negocio que genera empleo y es visto como una tabla de salvación para muchos ciudadanos que por falta de oportunidades y escasos recursos, terminan rebuscándose el sustento con este oficio, aunque genera problemas de movilidad y de invasión del espacio público.

“Este es un negocio que ayuda a los que están sin trabajo, la gente viene aquí a rebuscarse la comida. Yo tengo 36 años de estar aquí y estas carretillas ya son una tradición”, apuntó Sergio Ramírez, propietario de 60 carretillas y administrador de un parqueadero exclusivo para estos vehículos, ubicado en la calle 10 entre carreras 41 y 42.

“ Este negocio lleva ya unos 50 años, primero lo tenía mi papá. En su tiempo se cobraba por alquiler 25 centavos, ahora 3 mil por una grande y 2 mil por las pequeñas. Yo tengo 5 hijos y los he mantenido con esto”, aseguró Ramírez con convicción.

En un comunicado enviado por el Damab se deja en claro que “esta situación se presenta como resultado de una persistente violación de las normas de transito, toda vez que tal como lo establece la Ley 769 de 2002, en su Artículo 98, estos vehículos debían ser retirados de las vías públicas”.

No obstante, EL HERALDO, recorrió las calles del sector de Barranquillita corroborando que el libre tránsito de los vehículos en el mercado es una tarea extremadamente difícil, ya que las carretillas taponan lo largo y lo ancho de la mayoría de las vías.

Pablo Jiménez lleva 20 años ejerciendo el duro oficio de carretillero, comenzó a los 15 años de edad y no ha conocido en su vida otra forma de poder llevar el sustento a su familia. Vive en le barrio 7 de abril, tiene 4 hijos y aseguró que “primero, no hay trabajo. La verdad no creo que pueda hacer otra cosa en la vida y yo tengo mi casita así, apunta de carretilla¨. Aseveró.

En la calle 7 con carrera 42, EL HERALDO encontró un parqueadero que funciona al descubierto, custodiado por Rafael Valle, un hombre delgado en extremo que vive en una casa de tabla justo enfrente de donde guardan unas 50 carretillas.

“Yo las cuido las 24 horas del día. Aquí entran y salen, la verdad es que la gente se rebusca con esto pa' la papa. Ellos salen a hacer sus viajes, que para mover el guineo, el plátano, las verduras o salir a vender”, manifestó.

Rafael relató que el parqueadero donde ellos se encuentran ahora, era un chiquero abandonado, un lugar donde botaban cadáveres, un sitio que revestía una gran peligrosidad por los continuos atracos y ahora, con los 8 años que llevan los carretilleros y él allí establecidos, mantienen limpia la zona de basuras y peligrosidad.

El secretario de Movilidad del Distrito, Jaime Pumarejo Heins, anunció que “la entidad va presentar un plan estratégico de movilidad en los próximos días, en el que nos encontramos trabajando mancomunadamente al lado de la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público, para buscar una solución de control y hallar alternativas para esta problemática”.

Un carretillero suele ganar en promedio en un buen día 45 mil pesos y en días malos, solo 5 mil, según los testimonios de varios entrevistados que, a su vez, estuvieron de acuerdo en que este es un oficio extenuante y de extensos horarios que algunas veces sobre pasan las 12 de horas de trabajo continuo y matador, por eso miran con recelo y algo de desdén las restricciones que se establecen en su contra.

Diana María Amaya, secretaria de Control Urbano y Espacio Público, hizo énfasis en que “los carretilleros que no se encuentren censados y autorizados por las administraciones anteriores tienen que salir del espacio público y cumplir la norma”.

Por otra parte, afirmó que los que se encuentren debidamente censados se les está buscando una reubicación definitiva, reiterando que en este momento ya se dio inicio a los operativos en el Centro Histórico de la ciudad y se encuentran en una etapa pedagógica de sensibilización “para que los carretilleros entiendan que no se puede invadir el espacio público; si el aludido reincide se procederá al decomiso del vehículo y de la mercancía”, explicó la funcionaría.

Por Carlos Polo

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