* Por Dina Luz Pardo
Luego de transcurridos diez días del desarrollo del evento “BarranquiElla”, preciso entregar una reflexión un poco detenida y mesurada sobre el balance del mismo.
Iniciaré por expresar mi admiración para aquellos y aquellas que se dan a la tarea de aportarle a la ciudad, procesos que nos conduzcan a ser mejores ciudadanos, con aciertos y errores, dispuestos a retomar el camino cuando en algo se ha fallado.
Sobre los artículos de Mónica Gontovnik y Lola salcedo, no me queda más que mis respetos para ellas. Quise callar, porque tuve temor que me tildaran de que iba a criticar un evento, que tal vez para algunos fue un éxito.
Pero, cuando un sector tan importante de la ciudad, precisamente el eje comercial de Barranquilla, al cual represento, se ve afectado en gran manera, debo hablar.
Durante años, muchos han querido llegar al centro e implementar un Paseo de Bolívar peatonal, sin mirar màs allà de sus narices, de las externalidades de la propuesta, sin mirar què pasa con el resto de calles del centro, la ocupación del espacio pùblico en calles y andenes; porque es que el Paseo de bolívar actualmente es la ùnica vìa rápida que tiene el centro; entonces, creemos que antes de dar ese paso, las administraciones deberìan pensar en còmo mejorar las condiciones viales de, por ejemplo, la calle 35 y 33, que podrìan reemplazar la movilidad del gran flujo de vehículos que transitan por el Paseo de Bolívar y asì èste sì podrìa ser peatonal, cuando estèn dadas las condiciones para ello.
El evento BarranquiElla del 19 de abril (para el cual se cerrò Paseo de Bolívar de norte a sur y de este a oeste), el que comerciantes y empleados concibieron como una propuesta de cultura ciudadana, en la que ese dìa a partir de las 12:00 m, nos imaginamos se observarían a vigías o voceros, haciendo cultura ciudadana, llevando mensajes cívicos a los transeúntes, explicándoles sobre las zonas y paseo peatonales, sobre el cuidado a los arbustos, sobre la apropiación del Paseo de Bolívar como un lugar de reencuentro con nosotros como barranquilleros, foráneos y propios, como el corazón y origen de la ciudad, no fue otra cosa que un desfile de carpas llenas de cerveza; un comercio que a las 12 del dìa estaba muerto en sus ventas, un centro estrangulado, una Barranquillita que pedia a gritos SOS por los trancotes formados en otros sectores a causa del cierre sobre la calle y las carreras del Paseo de Bolívar, algo jamás visto en la historia reciente del centro, ni aùn cuando las obras se estaban ejecutando.
BarranquiElla, una propuesta que en su inicio nos llamò la atención y que obviamente como ciudadanos decidimos avalar, pero que en su ejecución fue un mero espectáculo tipo carnaval de Barranquilla, en los que los barranquilleros que estuvieron en el evento no quisieron apostarle del todo, porque las canastas de cerveza sin vender fueron muchas.
Es que de una convocatoria inicial de cien mil mujeres, solo se contò con una asistencia aproximada de 2.500 personas, de las cuales el 70% eran hombres y del total, es decir, de las 2.500, en promedio solo unas 500 personas fueron al evento por la invitaciòn; el resto, obedeciò a la coyuntura de quienes trabajan en el centro, quienes salieron a comprar y decidieron no hacerlo para disfrutar y divertirse con Peter manjarrès y el otro gran resto, los residentes del centro, recicladores, vendedores informales,… quienes tuvieron que confrontar una realidad que aùn en Barranquilla, las diferencias están tan marcadas, que las zonas VIP aùn en los espacios pùblicos se hacen evidentes; y no es la primera vez que pasa en el Paseo de Bolìvar, ya en una oportunidad anterior, en el evento de Vivian Saad: “el centro de mis sueños” tambièn los del centro, los otros, tuvieron que recostarse a las vallas que los aleja del camino de la igualdad.
La idea con estos comentarios y con los que me antecedieron no busca desechar absolutamente nada, pero sí aportar en un proceso que no satisfizo las expectativas del cultura ciudadana generadas por el mismo grupo organizador. Porque los grandes resultados se gestan de pequeñas acciones, acompañadas de la inclusión de todos los sectores. Aquì todos somos responsables de la ciudad que tenemos, ciudadanos, comerciantes, vendedores, empresarios, autoridades pùblicas, pero vemos cercano el dìa de retomar el camino, si algún dìa lo tuvimos y si no, de hacer caminos diferentes y dejar huellas que marcarán un futuro promisorio para nuestros descendientes.
Finalmente quiero hacer un cometario suelto; el comercio del centro fue atacado por algunos organizadores del evento, porque “supuestamente” no aportò lo que debìa aportar, cuando ni siquiera fue convocado en su totalidad para ello (dos o tres comerciantes no son el centro de Barranquilla); señores, sabe la ciudad de las cuotas de sacrificios que los comerciantes y sus empleados han tenido que asumir, por cada una de las condiciones que a diario se dan en el centro? Ruptura y reconstrucción de vìas , desvío de rutas de buses, invasión de carretillas cada vez mayor, andenes que no pueden utilizar los transeúntes porque estàn ocupados por vendedores estacionarios y otros factores que hacen complicado el diario transcurrir del centro. Y es que para alcanzar las metas de venta deben promocionar y hacer descuentos hasta del 50%, porque la competencia es monstruosa y toca buscar utilidad con mayor cantidad de venta.
BarranquiElla, un nombre acertado, pegajoso y que estoy segura, de ejecutarse la idea inicial, en la que las bases de las organizaciones de mujeres y todos aquellos que se quieran sumar, manden la parada, podemos hablar de un nuevo amanecer en Barranquilla.
Sea válido el espacio para que la administración Distrital tenga a bien, estudiar la solicitud del comercio formalmente organizado del centro, por el interés general de quienes vienen a él a diario (unas 300.000 personas) de no permitir eventos que cierren de manera horizontal y vertical el Paseo de Bolívar, hasta tanto no se mejores las condiciones de otras calles que pudieran ser rápidas para el flujo vehicular; es que no podemos hacer apología al desorden y a generar más trancones, en un sector donde de por si, ya los hay.
El centro, màs que mi sueño...:
Es un camino que se abre a equidades e inclusiones,
Como en la ciudad;
Es un mar que se desborda de retratos movibles
De calles, andenes y viejos edificios con vida
desde los espacial y estructural de la urbe.
El centro…más que mi sueño
Es el grito de una ciudad que entraña su pasado
Y que hoy lo extraña un poco más.
Definitivamente el 19 de abril
se atropelló “el centro de mis sueños”.
DINA LUZ PARDO
Directora ejecutiva
ASOCENTRO
http://dinaluzpardoolaya.blogspot.com/
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